jueves, 29 de mayo de 2014


Rocío nos envía esta aportación sobre sus vivencias en el Camino


AMANECER EN EL CAMINO

El instante más especial para mi del Camino era cuando salía del albergue, minutos antes de que amaneciera. Era algo místico, espiritual, mágico...sublime.
Salir en soledad, con la mochila formando parte ya de mi misma, sintiendo cómo mis pasos iban haciendo Camino, cómo sentía que ya para siempre formaría parte de ese lugar recordando los aromas y la calidez de su paisaje.
Salir en silencio del que sentías tu hogar hacía apenas unas horas, con una sonrisa de complicidad con ese momento, agradecía una nueva oportunidad de seguir creciendo y aprendiendo del Camino. A solas conmigo misma, recordaba y podía asimilar lo vivido el día anterior o todo lo que llevaba guardando en mi corazón y, emocionada, imaginaba qué otros milagros me sucederían en esa jornada, porque cada día era un cúmulo de ellos, SIEMPRE era así.

Y, entonces, mientras caminaba y observaba con el alma todo.... sucedía...AMANECER
El horizonte se preparaba coqueto y anhelante por recibir ese sol anaranjado y lleno de vida....las nubes de algodón se iban sonrojando y dibujaban figuras dignas del mejor cuadro, porque los amaneceres solo los puede pintar Dios, un regalo para quien sabe distinguir los milagros que constantemente nos entrega.

Mi corazón iba acelerándose cada vez más a medida que ese color rojizo aparecía, mis ojos no eran capaces de asimilar tanta belleza, solo podía decir...¡¡¡GRACIAS GRACIAS POR ESTO!!! es tan maravilloso..!! Y, no sé cómo tenía cabeza para sacar mi cámara e inmortalizar esos momentos, pero lo hacía.

Observaba cómo el paisaje iba cambiando su tonalidad con la caricia de ese Sol naciente, cómo los pajarillos se animaban más y más en sus cantos mañaneros y cómo podía sentir ese aroma tan fuerte a vida....a un nuevo día, y, es que....otro milagro nacía.


Solo éramos yo y la naturaleza en su estado más puro y sencillo, tan hermoso, un único ser y solo con el silencio de mi alma podía escuchar cada susurro que me regalaba ese instante.

Por eso, siempre siempre deseaba salir en soledad del albergue, aunque después coincidieras con ese peregrino con el que te llevabas tan bien y desearas su compañía....para seguir haciendo Camino.
Pero el amanecer era algo íntimo y lo confieso...si....era egoísta al no querer compartirlo con nadie más que no fuera conmigo misma. Como si necesitaras acurrucarte en ese rincón donde poder llorar, pero en mi caso era solo de pura felicidad.

Sentía que respiraba vida al amanecer...en el Camino...
....en MI CAMINO 


Rocío






No hay comentarios:

Publicar un comentario