Rocío nos envía esta aportación sobre sus vivencias en el Camino
AMANECER
EN EL CAMINO
El instante más especial para mi del Camino
era cuando salía del albergue, minutos antes de que amaneciera. Era algo
místico, espiritual, mágico...sublime.
Salir en soledad, con la mochila formando
parte ya de mi misma, sintiendo cómo mis pasos iban haciendo Camino, cómo
sentía que ya para siempre formaría parte de ese lugar recordando los aromas y
la calidez de su paisaje.
Salir en silencio del que sentías tu hogar
hacía apenas unas horas, con una sonrisa de complicidad con ese momento,
agradecía una nueva oportunidad de seguir creciendo y aprendiendo del Camino. A
solas conmigo misma, recordaba y podía asimilar lo vivido el día anterior o
todo lo que llevaba guardando en mi corazón y, emocionada, imaginaba qué otros
milagros me sucederían en esa jornada, porque cada día era un cúmulo de ellos,
SIEMPRE era así.
Y, entonces, mientras caminaba y observaba
con el alma todo.... sucedía...AMANECER
El horizonte se preparaba coqueto y
anhelante por recibir ese sol anaranjado y lleno de vida....las nubes de
algodón se iban sonrojando y dibujaban figuras dignas del mejor cuadro, porque
los amaneceres solo los puede pintar Dios, un regalo para quien sabe distinguir
los milagros que constantemente nos entrega.
Mi corazón iba acelerándose cada vez más a
medida que ese color rojizo aparecía, mis ojos no eran capaces de asimilar
tanta belleza, solo podía decir...¡¡¡GRACIAS GRACIAS POR ESTO!!! es tan
maravilloso..!! Y, no sé cómo tenía cabeza para sacar mi cámara e inmortalizar
esos momentos, pero lo hacía.
Observaba cómo el paisaje iba cambiando su
tonalidad con la caricia de ese Sol naciente, cómo los pajarillos se animaban
más y más en sus cantos mañaneros y cómo podía sentir ese aroma tan fuerte a
vida....a un nuevo día, y, es que....otro milagro nacía.
Solo éramos yo y la naturaleza en su estado
más puro y sencillo, tan hermoso, un único ser y solo con el silencio de mi
alma podía escuchar cada susurro que me regalaba ese instante.
Por eso, siempre siempre deseaba salir en
soledad del albergue, aunque después coincidieras con ese peregrino con el que
te llevabas tan bien y desearas su compañía....para seguir haciendo Camino.
Pero el amanecer era algo íntimo y lo
confieso...si....era egoísta al no querer compartirlo con nadie más que no
fuera conmigo misma. Como si necesitaras acurrucarte en ese rincón donde poder
llorar, pero en mi caso era solo de pura felicidad.
Sentía que respiraba vida al amanecer...en
el Camino...
....en MI CAMINO
Rocío
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